miércoles, 22 de diciembre de 2010

LEY PROVINCIAL DE EDUCACIÓN - Participación del PSOL en la Legislatura de Córdoba

Participaciones del Partido Solidario en la Legislatura de la Provincia de Córdoba (versiones taquigráficas).


LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
CUERPO DE TAQUÍGRAFOS
AUDIENCIA PÚBLICA
LEY PROVINCIAL DE EDUCACIÓN
30 de noviembre de 2010


Sra. Presidenta (Feraudo).- Tiene la palabra el señor González Olguín.
Sr. González Olguín.- Buenas tardes.
Mi nombre es González Olguín, represento al Partido Solidario y además, soy profesor de grado y posgrado de la Universidad Nacional de Córdoba.
Justamente dicto un seminario en la maestría de Ciencias Sociales que se llama “Políticas Sociales Comparadas por Sector” donde, naturalmente, uno de los capítulos que abordo es el tema de la educación, porque es una de las principales políticas sociales.
Lo que veo es que, sin lugar a dudas, estamos en una situación de malestar en la educación de Córdoba, que no podemos negar. Y lo enfoco desde tres puntos de vista fundamentales.
El primero es que se ha producido en la década del ’90 un proceso de fragmentación social que ha llevado a una fragmentación de la racionalidad. Ha desaparecido lo que podemos llamar una racionalidad hegemónica que traspase todos los sectores de la sociedad. Esto genera un problema muy grande en la educación porque los docentes, cuando van a enseñar, se encuentran del otro lado con alguien que no les comprende porque la racionalidad no es la misma.
El docente, en general, trae consigo una racionalidad de tipo hegemónica, del establishment, y entra en sectores sociales que han sido muy vulnerados, entonces, aparece un problema de no comprensión en cientos de niños y jóvenes, que no entienden el sentido de lo que les están enseñando. Es decir, se parte del supuesto –que en este momento ha caído- de que el educando entiende lo que le están enseñando y para qué.
Eso se ha roto, no ha habido un claro consenso y conocimiento de esto, y el proyecto de ley no alcanza a dar cuenta de ello. Las leyes tienen que ser generales pero tienen que estar contextualizadas históricamente. Entonces, estamos enfrentando un problema y no se lo visualiza que, justamente, requiere reconstruir una racionalidad para que el otro nos escuche.
Esto tiene consecuencias muy grandes, porque estos sectores que se han fragmentado, que tienen distinto tipo de racionalidad –pongo como ejemplo cuando me toca dar clases, cuando alguien dice “voy a trabajar” y, en realidad, significa que va a robar- están mostrando claramente que hay otra racionalidad. Cuando se rompe esa racionalidad, esos individuos tienen claras dificultades para acceder al conocimiento y, por lo tanto, tienen dificultades laborales, para comprender sus derechos y más aún para hacerlos valer. Tienen dificultades para la construcción del pensamiento abstracto, por lo tanto, si bien a veces son sectores secundarios, no alcanzan a tener la capacidad para poder construir puntos de contrahegemonía. No pueden imaginarse sociedades alternativas que los contengan, porque no han podido tener acceso a una educación de calidad porque, justamente, la racionalidad desde la cual se imparte la educación no se enseña.
Estos individuos tienen problemas de inserción y generan permanentemente disturbios sociales, porque tampoco se les puede pedir que acepten mansamente un destino que les es totalmente adverso. Esto no aparece en el proyecto y es el primer problema.
Otro núcleo central, el segundo problema, es que estamos en la sociedad y la economía del conocimiento. Esto ha provocado un cambio muy grande en la sociedad. Vulgarmente se dice que estamos viviendo un tiempo donde la evolución es muy grande, donde el cambio que se da en la sociedad es muy grande, donde la tasa de cambio es muy alta. Esto se debe, fundamentalmente, al conocimiento, que ha pasado a ser la cuestión central en nuestra sociedad y en nuestra economía. Las cosas no valen por lo que tienen incorporado, como puede ser el vidrio en este vaso, sino que valen por el conocimiento que tienen incorporado. Un satélite vale mucho no por sus kilos de aluminio sino por toda la ciencia y la tecnología que tiene incorporada.
Esto ha llevado a un cambio fundamental en el esquema mundial. Siempre afirmo que el núcleo duro de la globalización es justamente esto: estamos frente a un mundo donde todo el mundo se ha transformado en la fábrica, ya no está más la fábrica en un galpón. En ese mundo se encuentran distribuidos distintos eslabones de la producción y los países centrales tienen la tarea –que se han autoasignado- de la producción de ciencia y tecnología.
Ciencia y tecnología es hoy la actividad económica más dinámica. Quiere decir que es la que genera más valor agregado y más ganancia. Entonces, si estamos hablando de un sistema educativo, tenemos que poner en el centro que estamos en la sociedad y en la economía del conocimiento. Tenemos que salir de la idea del conocimiento estático, del conocimiento cosificado. Hoy tenemos que ver al conocimiento como un flujo, como una permanente transformación y combinación, como una distribución de conocimientos.
Esto cambia totalmente lo que es la pedagogía. Tenemos docentes que aún hoy -viendo la currícula de los magisterios-, siguen pensando en un conocimiento cosificado, en un conocimiento no dinámico. Entonces, estamos frente la paradoja de un Estado que se preocupa de distribuir netbooks para que, justamente, accedan a ese conocimiento estático. Y los chicos de las esuelas secundarias, fundamentalmente de la clase media, que tienen computadoras en sus casas con acceso a Internet, no entienden por qué el profesor les enseña lo que ellos fácilmente pueden encontrar en Internet en sus casas. Eso nos da una muestra cabal de que no se tiene idea de qué tipo de educación se necesita.
Se necesita una educación que sepa transformar el conocimiento, donde se vaya avanzando desde el conocimiento primario –en el que sí se les tiene que enseñar cuestiones cosificadas como las letras, las palabras, los números o las operaciones- hasta el proceso de transformación del conocimiento, donde el docente va cambiando y se va transformando, a lo largo de la secundaria, en un director de investigación. Así, los alumnos van aprendiendo a trabajar con el conocimiento.
Esta cuestión tampoco está en la ley. Me preocupa porque quiere decir que los que la han pensado están viviendo en otra época que ya no existe. Si no capacitamos a nuestra población para que se desempeñe correctamente en la sociedad y en la economía del conocimiento, estamos condenando a nuestra Provincia al atraso.
Hay modelos muy interesantes en donde hacen una simulación por la que nos traspasan a los países dependientes y subdesarrollados toda la producción material –que para muchos es lo más importante- y los países desarrollados se reservan para sí la producción de ciencia y tecnología. El resultado de todos estos modelos es que nosotros vamos a seguir siendo dependientes y atrasados y los que producen ciencia y tecnología van a seguir avanzando.
Entonces, un sistema educativo que no considere que hay que cambiar hacia la sociedad y la economía del conocimiento del siglo XXI, es un proyecto que nace obsoleto porque el conocimiento varía, cambia; un título universitario se devalúa en cinco años, tenemos que educar para el aprendizaje constante. Desgraciadamente, eso no se ve en el proyecto de Ley General de Educación.
El tercer problema que observo es el tema de los docentes. El docente, durante muchos años tuvo una especie de doble sistema de retribución: una retribución simbólica -el prestigio de ser docente- y una retribución monetaria -el salario. Este problema de la fragmentación de la racionalidad y el hecho de estar en la sociedad del conocimiento, hizo que cada vez más la enseñanza se fuera desvirtuando.
En cualquier estudio sobre el tema hay un alto grado de incomprensión del porqué de la enseñanza, del porqué de las currículas que se están enseñando, y esto lleva a que el prestigio profesional que tenían los docentes se haya ido deteriorando. Hay un malestar muy profundo entre los docentes porque ya no reciben esa retribución honorífica de prestigio social y el salario está bajo.
En estos momentos, estamos viviendo una situación muy particular en Córdoba. Desde la democracia hasta ahora, por primera vez el docente gana menos que un policía y menos que un empleado de comercio. Entonces, está desalentado, no recibe una remuneración que considere acorde y, encima, viene un cambio, y el cambio es esfuerzo; esfuerzo que se le pide a un docente desalentado. Es el tercer núcleo del problema, contemplado en algunos aspectos de la ley –se trata de una ley bastante garantista para los derechos de los trabajadores de la educación-, pero hay que juntarlo cuando uno empieza a elaborar un cambio, porque le están pidiendo a uno de los principales actores un esfuerzo cuando está desalentado.
Sin lugar a dudas, este es un proceso muy complejo e importante. La educación es la columna vertebral de la sociedad, es lo que va a definir si la Provincia de Córdoba va a ser una Provincia viable, competitiva, con inclusión social; una Provincia que se va a poder desempeñar en este siglo XXI o va a quedar arrumbada. Es una cuestión central, estratégica, en la que si no tenemos un buen diagnóstico, sin lugar a dudas va a ser lamentable.
El Gobierno tuvo una buena idea cuando quiso instalar una participación, pero los procesos de participación no se hacen por decreto; los procesos de participación son procesos sociales que tienen sus tiempos, sus momentos, su toma de conciencia; y podemos decir que este proceso de toma de conciencia se ha dado justamente al último, cuando ya llega a la Legislatura para ser aprobado.
Considero que el peor error que se podría cometer ahora es atenerse a tiempos que no corresponden a los tiempos sociales; y son los tiempos sociales los que deben justamente mandar en un tema tan delicado como este. Hay que reabrir el debate para que todas estas ideas, que no están dentro del proyecto, sean incluidas y así logremos la ley que los cordobeses realmente nos merecemos.
No olvidemos que somos Córdoba, la famosa “Córdoba la Docta”, no podemos estar por debajo de nuestra fama. Un tiempo más de debate nos va a venir bien, va a madurar; es obvio, faltan opiniones dentro del proyecto de ley. Hay que saber mirarlas, incluirlas y, sobre todo, no dicten una ley que nazca obsoleta.
Nada más. (Aplausos).