Participaciones del Partido Solidario en la Legislatura de la Provincia de Córdoba (versiones taquigráficas).
LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
CUERPO DE TAQUÍGRAFOS
AUDIENCIA PÚBLICA LEY PROVINCIAL DE PRESUPUESTO
13 de diciembre de 2010
Sr. Presidente (Heredia).- (…) Tiene la palabra el licenciado Eduardo Olguín, en representación del Partido Solidario.
Sr. Olguín.- Buenas tardes.
He asistido a numerosas audiencias y he señalado lo que me parece bien y también las cosas con las que no coincido con el Presupuesto.
Lo que he notado en los últimos años es que ha habido una especie de avance en la técnica presupuestaria. Siempre he afirmado que sería bueno que el Presupuesto sea técnicamente sólido y que después, en todo caso, surjan las diferencias relativas a en cuánto fijar los impuestos o en qué se gasta más y en qué se gasta menos, o sea, las diferencias políticas, pero lo bueno, repito, es que el Presupuesto sea técnicamente sólido.
Sin embargo, este año noto un retroceso en algunas cosas en que se había avanzado en años anteriores; se vuelve para atrás hasta en una suerte, diría, de esquizofrenia, porque cuando uno lee el mensaje de elevación, encuentra cosas con las cuales coincido y he venido diciendo desde hace mucho tiempo históricamente, por ejemplo, la necesidad de avanzar hacia un Presupuesto por objetivos y resultados, porque la Provincia o el Estado provincial no gastan plata solamente para darle de comer a los empleados públicos sino para prestar servicios y realizar transformaciones en la sociedad.
La idea de un Presupuesto por objetivos y resultados, donde los resultados justamente consisten en plantear cuál es el impacto de las políticas y el gasto en la sociedad, me parece muy buena.
Pero cuando uno comienza a ver cómo se manifiestan los programas, se ve que hay un problema, como un disloque entre la expresión y cómo se plasman realmente estas ideas.
Por otro lado, este Presupuesto viene trayendo un problema serio a mi juicio –como ya lo he manifestado en otras oportunidades-, como es un sistema tributario altamente regresivo. Inclusive, no hay información sobre una cuestión importante como es el Impuesto Inmobiliario Rural adicional, que es un “toque”•progresivo que tiene el sistema tributario, y tampoco se encuentra información sobre la recaudación.
Además, se sigue un esquema donde los que más tienen más pueden, o los que más ganan no tributan de la forma en que tienden las modernas finanzas provinciales o estaduales. Entonces, uno encuentra que esta gestión, en ese sentido, sigue los lineamientos de la De la Sota, basándose sobre dos premisas fundamentales: el “efecto laffer” y el “efecto pigou”. El primero busca un aumento de la recaudación a partir de la caída de las alícuotas tributarias, que fue lo que guió a las políticas de Tatcher, de Reagan, de Bush, y que en Córdoba no se verifica. En cambio, hay un aumento de la recaudación, no ligado a un cambio cultural de los contribuyentes sino al esfuerzo que hace el Estado provincial en materia de fiscalización, estando dentro de un esquema clásico.
Podemos decir entonces que el efecto laffer no se dio en Córdoba, y que en la primera época provocó una caída grande en la recaudación de jurisdicción provincial que llevó a una dependencia de la jurisdicción nacional.
Recién en los últimos dos años la Provincia ha podido bajar, de más del 60 por ciento, los ingresos totales que venían de jurisdicción nacional, cuando históricamente la Provincia de Córdoba –por ser una provincia rica- ha estado en un parámetro 50/50. Este año, según lo manifestado por el Presupuesto, estaríamos en un 57,3 por ciento, por lo que –aunque trabajosamente- estamos saliendo de ese 60 por ciento que demuestra la gran dependencia del Gobierno nacional, fundamentalmente por un esfuerzo que se está haciendo en materia de fiscalización.
Por otro lado, el efecto pigou nos habla de que, si se liberan los sectores más pudientes de la sociedad de impuestos, se vería traducido en mayores inversiones. Las cuentas nacionales no muestran esto; las mismas ponen en evidencia que la Provincia de Córdoba tiene un comportamiento en materia de inversión, sobre todo en lo que tiene que ver con equipos durables que hacen a la mayor productividad, similar a la Provincia de Santa Fe que no tiene este tipo de política.
Es más, el sector más beneficiado, que es el sector rural, no traduce esta línea o mejora impositiva en una transformación de las materias primas, lo que sería de esperar.
Tenemos una experiencia de casi 12 años, así que podemos decir que en Córdoba no se dio el efecto laffer ni tampoco el pigou, cuestión interesante en lo que hace a la planificación de la política.
Por otro lado, vemos una cuestión muy regresiva, que es la idea de que algunos fondos financiados por el sector rural vayan directamente a su beneficio, como es el caso de obras de gas, obras de infraestructura en general y caminos. Esto es muy reprobable porque significa que estamos cayendo en un esquema fiscal feudal, es decir, se tributa para el señorío, ergo, quienes tienen capacidad tributaria tienen posibilidades de obtener algunos beneficios. Si esto se generalizara no estaríamos viviendo en una sociedad viable, porque que exista esta visión feudal del impuesto, reniega con la idea de democracia y esto no tiene nada que ver con la misma, criterio que implicaría un atraso de más de mil años.
Además, la extensión de la idea de que existan fondos nos lleva a una especie de “parcelamiento” del Presupuesto que, en general, la doctrina aconseja no hacerlo. Pero lo más reprobable de estos fondos específicos financiados por los sectores que más tienen para beneficio propio, vuelvo a recalcar, es un concepto netamente feudal que nada tiene que ver con una democracia.
Yendo a la parte del gasto, decía que hay algún retroceso. Por un lado, aparece una idea tan buena que ojalá se pueda llevar adelante y que es empezar a ver los resultados que se obtienen del gasto y, por otro lado, tenemos un déficit muy grande en la formulación de los programas que dice qué se pretende con ese programa. Si se falla en eso no se puede ver si se cumplen o no los objetivos o si se está haciendo lo que se quiere.
En ese sentido, me viene a la memoria un programa que dice “Participación ciudadana en las políticas de seguridad.” Si se fijan, advertirán que tiene dos renglones y permite gastar en lo que se le antoja. Es decir, cualquier gasto que se haga está bien porque no dice para qué; tiene el titulito y luego dos rengloncitos. Una pobreza total.
Después aparece una moda que había impuesto el ex Gobernador De la Sota y que había desaparecido, que son esos programas que quedan lindos, son bonitos y explican políticas buenas, pero cuando se mira el monto anual que se destina, advierte que es muy poco lo que se puede hacer. Al respecto, me viene a la memoria la gestión de áreas protegidas, a la que se destinan 10 mil pesos en todo el año en una Provincia extensa como Córdoba. También me viene a la memoria la auditoría a las empresas que generan residuos peligrosos, a lo que se destinan 10 mil pesos; muy poco se puede hacer con ese monto para todo el año.
Como estos van a encontrar un montón de programas y, sobre todo, subprogramas a los que se les destinan entre 10 y 20 mil pesos, realmente uno se pregunta qué pueden hacer con esos montos.
Una de las características del Presupuesto es que se ha abierto en una gran cantidad de subprogramas, lo que no es ni bueno ni malo mientras tengan legitimidad, pertinencia y que está haciendo algo importante.
Analizando la formulación de los Programas se pueden encontrar falencias en los objetivos y las metas. Estas últimas son una cuantificación y significa tanto de esto y tanto de aquello. En ese sentido, debo señalarles que lo que me dio risa fue lo establecido en el área de Cultura. Van a encontrar que al final, donde dice “Metas”, expresa textualmente “Cantidad de Convenios”, “Cantidad de Talleres”, “Cantidad de Reuniones”. La sensación que me da al leer esto es que se trata de un blooper porque se ha copiado el instructivo que se envía desde el Ministerio de Finanzas y no han reemplazado la palabra por el número que corresponde. De esta forma, en lugar de “cantidad” se debiera haber colocado el número de convenios, de talleres o de reuniones que se prevén en el Presupuesto. Traten de corregirlo porque ustedes van a tener que aprobar esto. Prácticamente todos los subprogramas de Cultura son muy vagos, muy poco precisos y culminan con este blooper donde no se indica la cantidad sino que sólo figura la palabra.
En orden de imprecisión le siguen Ciencia y Técnica y Medio Ambiente. Esto es grave porque significa que no se sabe bien qué es lo que se quiere hacer y se mencionan aspectos globales; pero, a la hora de definir objetivos y metas fracasan.
Para ser justos, todo lo contrario ocurre con Salud porque se establecen perfectamente la cantidad de tomografías, de consultas y de determinadas prácticas. Es el área que más avanza en la idea de determinar las metas. Le falta un poquito, pero está a un tris de cumplir con lo que se expresa en la nota de elevación, que es ver el impacto, es decir, ver cómo se van modificando las tasas de morbilidad con la aplicación de estos programas. Entonces, Salud está a un tris de lograr el objetivo, pero es la única; luego viene Educación.
Luego surge otro aspecto que había desaparecido pero que ahora, desgraciadamente, apareció de nuevo; se trata de la idea de utilizar un subprograma denominado “Otros bienes de consumo y otros servicios no personales”. Esto no dice nada. Voy a dar ejemplos de casos que me llamaron la atención: en Educación, en el Programa Permanente de Capacitación de la Tecnología INET, 10 millones de “servicios no personales”, “otros servicios no personales”; creo que no es necesario ser contador para darse cuenta de que no se puede tener una cifra como ésta y no se discrimine. En Salud, en el Programa Central que maneja el Ministro, hay 12 millones en “bienes de consumos”, “otros bienes de consumos”; el otro paradigmático es el Programa del nuevo Sistema Electoral que tiene 6 millones de pesos en “otros servicios no personales”. Parece que “otros servicios no personales” es algo que les gusta.
En los hospitales tenemos rubros de más de un millón de pesos en “otros servicios no personales”. Lo voy a medir con la misma vara que la Administración Pública, por ejemplo, en el Programa 717 del Ministerio de Finanzas, que son abastecimientos comunes en toda la Provincia, no hay un solo peso en “otros servicios no personales” y “otros bienes de consumo”; lo cual quiere decir que se tiene buena técnica presupuestaria, o si se quiere se puede precisar hasta hacerlo desaparecer.
Me parece interesante para ustedes, como legisladores y responsables del Presupuesto -porque el Ejecutivo manda pero el que aprueba son los legisladores-, poner algunos topes, por ejemplo, no puede existir la partida “Bienes de Consumo” el ciento por ciento compuesta por la subpartida “otros bienes de consumo”, no puede estar “servicios no personales” el ciento por ciento compuesta por la subpartida “otros servicios no personales”.
También sería interesante que se adopte una norma generalmente establecida de la contabilidad, que señala que los gastos generales en un balance no pueden superar el diez por ciento, que estas subpartidas no pueden ser de más del diez por ciento y, me atrevería a más en forma nominal, no pueden ser más de cien mil pesos de “otros servicios no personales”. Me parece que están haciendo muy poco esfuerzo por desligar esto.
Esto quiere decir que cuando se empieza a avanzar –como dice la nota de elevación del Señor Gobernador- hacia un Presupuesto de mayor transparencia y eficacia en la gestión, este tipo de rubros permiten cualquier gasto; por lo tanto, no estamos avanzando en la premisa general. Por eso, es un Presupuesto que muestra esta dicotomía a la hora de ver la población de los programas; dice poco y no nos va a permitir ver si se avanza en el sentido de lograr el resultado del gasto.
Esta gestión, la del Gobernador Schiaretti, inaugura una modalidad que es la de las “transferencias”, que son regalos que hace la administración al sector privado. Hay un aumento muy grande durante esta gestión de las transferencias hacia ese sector. Las transferencias en sí no son ni buenas ni malas, pero requieren –y por lo menos no tengo conocimiento de que haya ocurrido- de un mayor control; cuando se compran bienes, habrá que ver si se compraron o no; cuando se va a “servicios no personales” habrá que ver si se pagó o no la luz o el teléfono, pero lo cierto es que las transferencia son mucho más difíciles de controlar y es un rubro que está superando los 300 millones de pesos al año, además -como dije- van al sector privado, excluyendo las transferencia a Educación.
Por ejemplo, hay lugares que son paradigmáticos; Ciencia y Técnica es impresionante la cantidad de transferencias y encima con una muy mala formulación del proyecto, no se sabe que resultado se espera de ellas; en algunos programas de Bienestar Social pasa más o menos lo mismo, algunos están bien hechos, dicen la cantidad de peso por beneficiario durante determinada cantidad de tiempo, pero otros quedan a criterio del administrador o el director que maneja ese programa.
Me preocupa este retroceso y dicotomía en los programas, que se da entre la voluntad que expresa el Gobernador en su carta de elevación y los programas efectivamente realizados, algunos de los cuales tendrían que ser revisados –como estos bloopers donde ponen cantidad de talleres o los servicios no personales excesivamente grandes-, y la mala formulación de algunos proyectos que no dicen nada. Cuando estamos frente a programas de este tipo cualquier gasto que se haga está bien.
Entonces, como están puestos concretamente los programas el Presupuesto puede transformarse el año que viene en un colador, donde el gasto sea totalmente indiscriminado.
Para terminar, respecto al esfuerzo fundamental del Gobierno para el año que viene en educación, se encuentran metas cuantificadas en el sentido de tantas notebooks, tantas maestras o profesores coordinadores, tantos profesores capacitadores, tantas aulas; pero no hay metas específicas. La Provincia está haciendo un esfuerzo que representa el 42 por ciento del Presupuesto y las autoridades de Educación no dicen para qué. Nos interesa saber en qué influye en el conocimiento y el aprendizaje la notebook, porque todos podemos tener notebooks y seguir siendo analfabetos; podemos poner aires acondicionados en todas las aulas, pero si no hay un proyecto pedagógico no vamos a lograr mayor aprendizaje. Me causa preocupación por el esfuerzo fundamental que hace el Gobierno en educación para el año que viene, sin que existan metas específicas de educación.
Si vamos a Brasil o Chile –no hago referencia a Alemania o Suiza-, midiéndonos entre “sudacas”, como se dice vulgarmente, encontramos que colocan metas en matemáticas y lenguas. En nuestro caso, desgraciadamente no aparece esa visión para que nos permita saber si vamos caminando en el sentido que queremos; porque no es el objetivo en sí mismo que tengamos muchas aulas o netbooks; tenemos un objetivo de educación y eso no aparece.
Gracias.
Sr. Presidente (Heredia).- Muchas gracias, licenciado Olguín por su participación en representación del Partido Solidario.
Agradezco una vez más por la participación de todos los disertantes y la presencia de los legisladores, dando por terminada esta Audiencia Pública.
LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA
CUERPO DE TAQUÍGRAFOS
AUDIENCIA PÚBLICA LEY PROVINCIAL DE PRESUPUESTO
13 de diciembre de 2010
Sr. Presidente (Heredia).- (…) Tiene la palabra el licenciado Eduardo Olguín, en representación del Partido Solidario.
Sr. Olguín.- Buenas tardes.
He asistido a numerosas audiencias y he señalado lo que me parece bien y también las cosas con las que no coincido con el Presupuesto.
Lo que he notado en los últimos años es que ha habido una especie de avance en la técnica presupuestaria. Siempre he afirmado que sería bueno que el Presupuesto sea técnicamente sólido y que después, en todo caso, surjan las diferencias relativas a en cuánto fijar los impuestos o en qué se gasta más y en qué se gasta menos, o sea, las diferencias políticas, pero lo bueno, repito, es que el Presupuesto sea técnicamente sólido.
Sin embargo, este año noto un retroceso en algunas cosas en que se había avanzado en años anteriores; se vuelve para atrás hasta en una suerte, diría, de esquizofrenia, porque cuando uno lee el mensaje de elevación, encuentra cosas con las cuales coincido y he venido diciendo desde hace mucho tiempo históricamente, por ejemplo, la necesidad de avanzar hacia un Presupuesto por objetivos y resultados, porque la Provincia o el Estado provincial no gastan plata solamente para darle de comer a los empleados públicos sino para prestar servicios y realizar transformaciones en la sociedad.
La idea de un Presupuesto por objetivos y resultados, donde los resultados justamente consisten en plantear cuál es el impacto de las políticas y el gasto en la sociedad, me parece muy buena.
Pero cuando uno comienza a ver cómo se manifiestan los programas, se ve que hay un problema, como un disloque entre la expresión y cómo se plasman realmente estas ideas.
Por otro lado, este Presupuesto viene trayendo un problema serio a mi juicio –como ya lo he manifestado en otras oportunidades-, como es un sistema tributario altamente regresivo. Inclusive, no hay información sobre una cuestión importante como es el Impuesto Inmobiliario Rural adicional, que es un “toque”•progresivo que tiene el sistema tributario, y tampoco se encuentra información sobre la recaudación.
Además, se sigue un esquema donde los que más tienen más pueden, o los que más ganan no tributan de la forma en que tienden las modernas finanzas provinciales o estaduales. Entonces, uno encuentra que esta gestión, en ese sentido, sigue los lineamientos de la De la Sota, basándose sobre dos premisas fundamentales: el “efecto laffer” y el “efecto pigou”. El primero busca un aumento de la recaudación a partir de la caída de las alícuotas tributarias, que fue lo que guió a las políticas de Tatcher, de Reagan, de Bush, y que en Córdoba no se verifica. En cambio, hay un aumento de la recaudación, no ligado a un cambio cultural de los contribuyentes sino al esfuerzo que hace el Estado provincial en materia de fiscalización, estando dentro de un esquema clásico.
Podemos decir entonces que el efecto laffer no se dio en Córdoba, y que en la primera época provocó una caída grande en la recaudación de jurisdicción provincial que llevó a una dependencia de la jurisdicción nacional.
Recién en los últimos dos años la Provincia ha podido bajar, de más del 60 por ciento, los ingresos totales que venían de jurisdicción nacional, cuando históricamente la Provincia de Córdoba –por ser una provincia rica- ha estado en un parámetro 50/50. Este año, según lo manifestado por el Presupuesto, estaríamos en un 57,3 por ciento, por lo que –aunque trabajosamente- estamos saliendo de ese 60 por ciento que demuestra la gran dependencia del Gobierno nacional, fundamentalmente por un esfuerzo que se está haciendo en materia de fiscalización.
Por otro lado, el efecto pigou nos habla de que, si se liberan los sectores más pudientes de la sociedad de impuestos, se vería traducido en mayores inversiones. Las cuentas nacionales no muestran esto; las mismas ponen en evidencia que la Provincia de Córdoba tiene un comportamiento en materia de inversión, sobre todo en lo que tiene que ver con equipos durables que hacen a la mayor productividad, similar a la Provincia de Santa Fe que no tiene este tipo de política.
Es más, el sector más beneficiado, que es el sector rural, no traduce esta línea o mejora impositiva en una transformación de las materias primas, lo que sería de esperar.
Tenemos una experiencia de casi 12 años, así que podemos decir que en Córdoba no se dio el efecto laffer ni tampoco el pigou, cuestión interesante en lo que hace a la planificación de la política.
Por otro lado, vemos una cuestión muy regresiva, que es la idea de que algunos fondos financiados por el sector rural vayan directamente a su beneficio, como es el caso de obras de gas, obras de infraestructura en general y caminos. Esto es muy reprobable porque significa que estamos cayendo en un esquema fiscal feudal, es decir, se tributa para el señorío, ergo, quienes tienen capacidad tributaria tienen posibilidades de obtener algunos beneficios. Si esto se generalizara no estaríamos viviendo en una sociedad viable, porque que exista esta visión feudal del impuesto, reniega con la idea de democracia y esto no tiene nada que ver con la misma, criterio que implicaría un atraso de más de mil años.
Además, la extensión de la idea de que existan fondos nos lleva a una especie de “parcelamiento” del Presupuesto que, en general, la doctrina aconseja no hacerlo. Pero lo más reprobable de estos fondos específicos financiados por los sectores que más tienen para beneficio propio, vuelvo a recalcar, es un concepto netamente feudal que nada tiene que ver con una democracia.
Yendo a la parte del gasto, decía que hay algún retroceso. Por un lado, aparece una idea tan buena que ojalá se pueda llevar adelante y que es empezar a ver los resultados que se obtienen del gasto y, por otro lado, tenemos un déficit muy grande en la formulación de los programas que dice qué se pretende con ese programa. Si se falla en eso no se puede ver si se cumplen o no los objetivos o si se está haciendo lo que se quiere.
En ese sentido, me viene a la memoria un programa que dice “Participación ciudadana en las políticas de seguridad.” Si se fijan, advertirán que tiene dos renglones y permite gastar en lo que se le antoja. Es decir, cualquier gasto que se haga está bien porque no dice para qué; tiene el titulito y luego dos rengloncitos. Una pobreza total.
Después aparece una moda que había impuesto el ex Gobernador De la Sota y que había desaparecido, que son esos programas que quedan lindos, son bonitos y explican políticas buenas, pero cuando se mira el monto anual que se destina, advierte que es muy poco lo que se puede hacer. Al respecto, me viene a la memoria la gestión de áreas protegidas, a la que se destinan 10 mil pesos en todo el año en una Provincia extensa como Córdoba. También me viene a la memoria la auditoría a las empresas que generan residuos peligrosos, a lo que se destinan 10 mil pesos; muy poco se puede hacer con ese monto para todo el año.
Como estos van a encontrar un montón de programas y, sobre todo, subprogramas a los que se les destinan entre 10 y 20 mil pesos, realmente uno se pregunta qué pueden hacer con esos montos.
Una de las características del Presupuesto es que se ha abierto en una gran cantidad de subprogramas, lo que no es ni bueno ni malo mientras tengan legitimidad, pertinencia y que está haciendo algo importante.
Analizando la formulación de los Programas se pueden encontrar falencias en los objetivos y las metas. Estas últimas son una cuantificación y significa tanto de esto y tanto de aquello. En ese sentido, debo señalarles que lo que me dio risa fue lo establecido en el área de Cultura. Van a encontrar que al final, donde dice “Metas”, expresa textualmente “Cantidad de Convenios”, “Cantidad de Talleres”, “Cantidad de Reuniones”. La sensación que me da al leer esto es que se trata de un blooper porque se ha copiado el instructivo que se envía desde el Ministerio de Finanzas y no han reemplazado la palabra por el número que corresponde. De esta forma, en lugar de “cantidad” se debiera haber colocado el número de convenios, de talleres o de reuniones que se prevén en el Presupuesto. Traten de corregirlo porque ustedes van a tener que aprobar esto. Prácticamente todos los subprogramas de Cultura son muy vagos, muy poco precisos y culminan con este blooper donde no se indica la cantidad sino que sólo figura la palabra.
En orden de imprecisión le siguen Ciencia y Técnica y Medio Ambiente. Esto es grave porque significa que no se sabe bien qué es lo que se quiere hacer y se mencionan aspectos globales; pero, a la hora de definir objetivos y metas fracasan.
Para ser justos, todo lo contrario ocurre con Salud porque se establecen perfectamente la cantidad de tomografías, de consultas y de determinadas prácticas. Es el área que más avanza en la idea de determinar las metas. Le falta un poquito, pero está a un tris de cumplir con lo que se expresa en la nota de elevación, que es ver el impacto, es decir, ver cómo se van modificando las tasas de morbilidad con la aplicación de estos programas. Entonces, Salud está a un tris de lograr el objetivo, pero es la única; luego viene Educación.
Luego surge otro aspecto que había desaparecido pero que ahora, desgraciadamente, apareció de nuevo; se trata de la idea de utilizar un subprograma denominado “Otros bienes de consumo y otros servicios no personales”. Esto no dice nada. Voy a dar ejemplos de casos que me llamaron la atención: en Educación, en el Programa Permanente de Capacitación de la Tecnología INET, 10 millones de “servicios no personales”, “otros servicios no personales”; creo que no es necesario ser contador para darse cuenta de que no se puede tener una cifra como ésta y no se discrimine. En Salud, en el Programa Central que maneja el Ministro, hay 12 millones en “bienes de consumos”, “otros bienes de consumos”; el otro paradigmático es el Programa del nuevo Sistema Electoral que tiene 6 millones de pesos en “otros servicios no personales”. Parece que “otros servicios no personales” es algo que les gusta.
En los hospitales tenemos rubros de más de un millón de pesos en “otros servicios no personales”. Lo voy a medir con la misma vara que la Administración Pública, por ejemplo, en el Programa 717 del Ministerio de Finanzas, que son abastecimientos comunes en toda la Provincia, no hay un solo peso en “otros servicios no personales” y “otros bienes de consumo”; lo cual quiere decir que se tiene buena técnica presupuestaria, o si se quiere se puede precisar hasta hacerlo desaparecer.
Me parece interesante para ustedes, como legisladores y responsables del Presupuesto -porque el Ejecutivo manda pero el que aprueba son los legisladores-, poner algunos topes, por ejemplo, no puede existir la partida “Bienes de Consumo” el ciento por ciento compuesta por la subpartida “otros bienes de consumo”, no puede estar “servicios no personales” el ciento por ciento compuesta por la subpartida “otros servicios no personales”.
También sería interesante que se adopte una norma generalmente establecida de la contabilidad, que señala que los gastos generales en un balance no pueden superar el diez por ciento, que estas subpartidas no pueden ser de más del diez por ciento y, me atrevería a más en forma nominal, no pueden ser más de cien mil pesos de “otros servicios no personales”. Me parece que están haciendo muy poco esfuerzo por desligar esto.
Esto quiere decir que cuando se empieza a avanzar –como dice la nota de elevación del Señor Gobernador- hacia un Presupuesto de mayor transparencia y eficacia en la gestión, este tipo de rubros permiten cualquier gasto; por lo tanto, no estamos avanzando en la premisa general. Por eso, es un Presupuesto que muestra esta dicotomía a la hora de ver la población de los programas; dice poco y no nos va a permitir ver si se avanza en el sentido de lograr el resultado del gasto.
Esta gestión, la del Gobernador Schiaretti, inaugura una modalidad que es la de las “transferencias”, que son regalos que hace la administración al sector privado. Hay un aumento muy grande durante esta gestión de las transferencias hacia ese sector. Las transferencias en sí no son ni buenas ni malas, pero requieren –y por lo menos no tengo conocimiento de que haya ocurrido- de un mayor control; cuando se compran bienes, habrá que ver si se compraron o no; cuando se va a “servicios no personales” habrá que ver si se pagó o no la luz o el teléfono, pero lo cierto es que las transferencia son mucho más difíciles de controlar y es un rubro que está superando los 300 millones de pesos al año, además -como dije- van al sector privado, excluyendo las transferencia a Educación.
Por ejemplo, hay lugares que son paradigmáticos; Ciencia y Técnica es impresionante la cantidad de transferencias y encima con una muy mala formulación del proyecto, no se sabe que resultado se espera de ellas; en algunos programas de Bienestar Social pasa más o menos lo mismo, algunos están bien hechos, dicen la cantidad de peso por beneficiario durante determinada cantidad de tiempo, pero otros quedan a criterio del administrador o el director que maneja ese programa.
Me preocupa este retroceso y dicotomía en los programas, que se da entre la voluntad que expresa el Gobernador en su carta de elevación y los programas efectivamente realizados, algunos de los cuales tendrían que ser revisados –como estos bloopers donde ponen cantidad de talleres o los servicios no personales excesivamente grandes-, y la mala formulación de algunos proyectos que no dicen nada. Cuando estamos frente a programas de este tipo cualquier gasto que se haga está bien.
Entonces, como están puestos concretamente los programas el Presupuesto puede transformarse el año que viene en un colador, donde el gasto sea totalmente indiscriminado.
Para terminar, respecto al esfuerzo fundamental del Gobierno para el año que viene en educación, se encuentran metas cuantificadas en el sentido de tantas notebooks, tantas maestras o profesores coordinadores, tantos profesores capacitadores, tantas aulas; pero no hay metas específicas. La Provincia está haciendo un esfuerzo que representa el 42 por ciento del Presupuesto y las autoridades de Educación no dicen para qué. Nos interesa saber en qué influye en el conocimiento y el aprendizaje la notebook, porque todos podemos tener notebooks y seguir siendo analfabetos; podemos poner aires acondicionados en todas las aulas, pero si no hay un proyecto pedagógico no vamos a lograr mayor aprendizaje. Me causa preocupación por el esfuerzo fundamental que hace el Gobierno en educación para el año que viene, sin que existan metas específicas de educación.
Si vamos a Brasil o Chile –no hago referencia a Alemania o Suiza-, midiéndonos entre “sudacas”, como se dice vulgarmente, encontramos que colocan metas en matemáticas y lenguas. En nuestro caso, desgraciadamente no aparece esa visión para que nos permita saber si vamos caminando en el sentido que queremos; porque no es el objetivo en sí mismo que tengamos muchas aulas o netbooks; tenemos un objetivo de educación y eso no aparece.
Gracias.
Sr. Presidente (Heredia).- Muchas gracias, licenciado Olguín por su participación en representación del Partido Solidario.
Agradezco una vez más por la participación de todos los disertantes y la presencia de los legisladores, dando por terminada esta Audiencia Pública.