(Comunicación recibida de Mario Díaz)
Miguel Angel Pérez (Perecito) escribió este hermoso poema.....en junio lo tenemos por Córdoba en un homenaje al Cuchi Leguizamón.
Un abrazo y seguimos compartiendo buena poesía.
Mario
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Cartas a la casa
I
No he olvidado nada,
desde el rincón aquel de penitencia
hasta esta misma tarde.
Con la maleta a cuestas,
cargada de mi vida,
abro la puerta y salgo.
No he olvidado nada.
II
En la casa, mis padres,
plantaron un ciruelo para el hijo.
En él, de nuevo,
las cuatro manos viejas
se arrodillaron para erguir la silueta
de un hombre que se fue por la tierra.
Por esta primavera
debe haber florecido.
Tanta ausencia, madre,
en ese huerto, padre..!!
Tanto partir para saberme solo,
para morderme hombre.
III
Felíz navidad, hermanita.
Tal vez si llego ahora-estoy tan lejos-
haremos un pesebre,
jugaremos con luces de bengala
y esa noche,
con la madre y su sombra,
con el padre y su sombra,
diremos cosas de la buena nueva
que ellos creerán, tal vez si llego ahora,
porque son viejos ya y estoy tan lejos.
IV
Madre, te he mentido de nuevo
cuando dije que todo marcha bien;
que ganaba buen sueldo
y que aquí, lejos,
me amaban mucho y estaba muy alegre.
Es mejor que lo sepas,
yo te he mentido, madre.
Cuando regrese verás
cómo se enturbian los ojos de los niños,
verás cómo la alfombra de tu limpia ternura
se ensucia con mis pasos.
Cuando regrese
olerás mi tabaco,
verás el traje viejo
remedando esta forma tan dejada por Dios,
tan ausente de todo.
V
Con el canto-la herencia
que en mí clavaste al exprimir tu aliento-
afirmo tu existencia.
lo que en ti coma el viento
paternidad será en el firmamento.
Miguel Pérez-mecánico-
padre mío.
siento aún tu brazo
contra el hierro rojo
prolongándose en el martillo
más allá del eco, más allá de las virutas de fuego,
Golpeando por mi pan,
por las enaguas de tu mujer-mi madre-
por tu torpe guitarra y por los tangos
con que tapabas la brusca realidad del cortafierros.
Ahora por la casa
deshabita recuerdos de aceite tu camisa,
tienes un galponcito donde ocultas tu fama
y tienes muchos muertos que sostienen
la tierra donde pisas.
Miguel Pérez-mecánico-,
qué solo te has quedado,
por tu viejo martillo,
por el hermano fuerte que también se te ha muerto,
por tu hembra silenciosa,
por el hijo, viajero, inventor de palabras,
por tu cruz, padre mío, qué sólo te has quedado.
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